Nada sirve para nada, el príncipe nunca se convierte en rana, y una y otra vez se pone en marcha la misma manivela que mueve el engranaje, que golpea aquí, muy dentro, de lunes a viernes, domingos y festivos, el tiempo que me queda...
Y yo viéndolas venir para intentar entrever entre tanta morralla (que ya te vale de cuentos chinos) algún mensaje, por mínimo que sea.
En otro orden de cosas, C, hoy me he acordado de tu cumple, te he mandado un mensaje, te he intentado llamar... Bué, en cualquier caso, feliz cumpleaños.
Mañana tengo que devolverte unos apuntes, que no se me olvide... Y a ver si tú te acuerdas de decirme algo. Aunque sea un seco "gracias".
... Y mañana, a encerrarme en la universidad de 8.30 a 23.00... A desear menos días de lluvia y más días de niebla, como Miguel de Unamuno.
Ese mismo dijo una vez que "irse a París con novia es como irse a Escocia con un bacalao bajo el brazo". Por un lado, es reconfortante.
Esta vida es una mierda, y yo soy un pobre (pobre) infeliz. Eso decía la canción. Y la seguiría cantando a capella si hiciera falta.
La conversación de sobremesa de hoy ha versado sobre los sentimientos, las necesidades básicas, el gasto energético, la biología y la religión. Que, lo creas o no, van muy unidos. Tema de mañana: la felicidad. Así que hoy tengo que ver a Punset, a ver si aprendo algo del tema. Aunque tengo una idea aproximada, gracias al ideario pavlóvico: La felicidad son las setas, decía en su foro... ¿y si tienen razón?... no. Aunque suene a película, la ignorancia es la felicidad. Pero, ¿serías feliz sabiendo que eres un ignorante?
Nota mental: hoy no hay ni orden ni concierto en mis frases: no estoy de humor para organizar mis impulsos nerviosos. Cerebro, ahí te quedas, un día más.
Necesito desesperadamente tocar con el grupo. Lo que sea, pero aporrear el bajo y destrozarme la garganta. O, al menos, destrozar el nudo que hay en ella. A la mierda...
... gritó el oso amoroso.
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