9.1.07

Esta vida es una mierda, y yo soy un pobre infeliz. Vol. 5 (vis. trágica)

Hace falta más que calor para mantener a alguien una noche en vela, ¿no crees? Había cien mil maneras de hacerlo bien y un par de ellas de hacerlo mal; el problema es que la inercia maldita lleva siempre a estas dos. Tienes la llave de mi sonrisa y la dejaste olvidada en una esquina. Y ni siquiera pareces echarla de menos.

Sé cómo acabará todo esto, me lo conozco, he interpretado ambos papeles. Y si bien ninguno es fácil sí hay uno terriblemente cómodo: el de aquel que no tiene nada que perder porque aún no ha sacado las manos de los bolsillos, el que puede hacer borrarlo todo como quien pasa la mano sobre una superficie polvorienta.

Sé cómo acaba y sé cómo será después. También me lo conozco, y soy capaz de imaginarlo con tanta claridad que se mezclan las ganas de llorar y las de vomitar.


Me parece curioso poner todo esto aquí cuando preferiría decírtelo a la cara. En realidad necesitaría decirte mil cosas, pero, por lo visto, es imposible: siempre demasiado ocupada, yendo, viniendo, hablando con más gente. Sin tiempo para llamar.


Ojalá todo fuera distinto. Yo al menos nunca lo soñé así. Me sorprende mi propia capacidad de resistencia... A ver dónde está el límite.

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