9.1.07

The boys are back in town!!!

Pues sí, señoras y señores, niños y niñas, aquí nos hayamos de nuevo, inmersos en la encantadora vida universitaria, en los días perfectamente planificados; volvemos al despertador, a la peli de por las noches, a cenar solo (o a cenar, que ya es todo un avance), a preparar la comida para mañana, a limpiar en los ratos de asueto. Se acabaron la siesta, las noches en vela, las mil birras diarias, el no mirar el reloj ni el calendario. Dentro de lo malo volvemos a la mediocridad perfectamente planificada, que libera de la presión de tener que tomar decisiones por nosotros mismos. Pero siento que echaré de menos la absoluta sensación de estar haciendo simple y llanamente lo que me da la gana.

Las vacaciones han sido bastante potentes, para qué negarlo. Empezaron conmigo tocando el cielo y terminaron ayer en una tarde de rebajas con nuestra queridísima J. Entre medias todo tipo de sucesos, historietas, batallitas y momentos de esos de "no vuelvo a hacerlo, por Dios" o "pero ¿cómo van a ser ya las diez de la mañana?". Lo más duro, creo, ver a mi abuelo en nochevieja con 39'6 (y con un susto de tres pares de pelotas). No, miento. Lo mas duro es seguir sin ver en mis sueños más que sueños. Tengo ganas de que pasen los días necesarios para poder oir las palabras mágicas. ¿Cuánto tiempo? Mejor aún, ¿cuánto tiempo hará falta para que podamos hablar? Hablar, lisa y llanamente. Sin mentiras, ilusiones, líos ni malos rollos por medio.

El resto sigue como siempre, cómo no. La acuciante soledad de estar rodeado de gente y pensar sólo en quien está más lejos. Afortunadamente casi todo está bastante claro; sólo falta retomar el ritmo de ensayos y, esperemos, el de conciertos y enero no será demasiado distinto de mayo o septiembre. Una vez más todo cambia para que todo siga igual. Y me sigo odiando.

Esta vida es una mierda, y yo soy un pobre infeliz. ¿Volumen 5?

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