25.2.07

Informalismo. Vol. I

... Y una columna dorada se estremeció de arriba abajo sobre las aguas, fundiéndose en su propio resplandor, derramándose por el agua. Cuando nuestros ojos se encuentran, manos invisibles tejen hilos delgados que van desde tus enormes ojos hasta los míos, anudando nuestros corazones...
¡Qué pálida estás a la luz de la luna, y qué oscuros tus ojos: tan grandes que cubren la mitad de los cielos!

1 comentario:

Anónimo dijo...

...y su orgullo se hundio en el mar de sus lágrimas*



es precioso :)


x****