-Veo que logró escapar.
-Sí, al menos esta vez. Creí que... quizá le gustaría salir un rato, a tomar algo.
-No pierde el tiempo, ¿verdad?
-Oiga, no se ofenda. Lo que ocurre, es que conozco pocas chicas decentes.
-¿Y espera que salga con usted? ¿Así por las buenas?
-Si no, no estaría aquí, de pie en el pasillo.
-Ni siquiera le conozco.
-Sí que me conoces. Soy igual que tú... mírate. Son las dos de la mañana y no sé dónde ir.
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