Cierto día, Hodja atravesó la ciudad de Conya corriendo y gritando, enfadado.
-¡He perdido las alforjas de mi burro, encuéntrenlas o ya verán...! -decía a voces por el bazar.
Todo el mundo se atemorizó al escucharlo, y buscaron, y buscaron hasta encontrarlas.
-¿Qué habrías hecho de no haberlas encontrado? - preguntó Abdul, intrigado.
-Bueno, supongo que tendría que haberme hecho otras alforjas con las telas que tengo en el taller...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Mi hogar es un cenicero sin piano
pero no te quedes siempre en el vol. 1.
Además, tu guarmequisen no visita mi arma.
Publicar un comentario