27.5.08

La Leyenda del Pianista en el Océano

He pasado mucho tiempo en aquel sitio. Demasiado. dos veces a la semana, todos los meses, durante tantos años... al final forma parte de ti. Y tú de él. Siempre a remojo en alcohol barato, cuando volvías a tierra ni siquiera te veías capaz de mear derecho en el váter.
El mundo estaba quieto, pero tú seguías balanceándote. Porque es posible salir de ese bar, pero sacártelo de dentro... La primera vez que entré, tendría dieciséis años. Y solamente había una cosa que me importara en la vida: la música. Así que cuando me enteré de la historia esa de que estaban buscando gente para el El Plaza Club, que estaba aquí mismo, me puse a la cola. Enero. "Ya tenemos músicos", dijo el tipo del bar. Lo sé, y me senté al piano y me puse a tocar.
Se quedó allí, mirándome fijamente, sin mover un músculo. Esperó a que acabara sin decir una palabra. Después me preguntó:
"¿Qué era eso?"
"No lo sé".
Se le iluminaron los ojos.
"Cuando no sabes lo que es, entonces es jazz".
Después hizo un gesto raro con la boca, quizás una sonrisa, tenía un diente de oro justo aquí mismo, tan en el centro que parecía que lo había puesto en el escaparate para venderlo.
"Van como locos por esa música ahí dentro".
Ahí adentro quería decir el bar. Y aquella especie de sonrisa, que estaba contratado.

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