Cierto día, Hodja atravesó la ciudad de Conya corriendo y gritando, enfadado.
-¡He perdido las alforjas de mi burro, encuéntrenlas o ya verán...! -decía a voces por el bazar.
Todo el mundo se atemorizó al escucharlo, y buscaron, y buscaron hasta encontrarlas.
-¿Qué habrías hecho de no haberlas encontrado? - preguntó Abdul, intrigado.
-Bueno, supongo que tendría que haberme hecho otras alforjas con las telas que tengo en el taller...
19.10.09
Cosas mías. Sin Volumen.
-Mi mujer tocará el piano.
-¡El piano! y eso ¿para qué sirve?
-¿Para qué sirve? Pues ahí estriba su mayor encanto, en que no sirve para maldita de Dios la cosa, lo que se llama servir. Estoy harto de servicios. Además, el piano... realmente, sí sirve.
Sirve para llenar de armonía los hogares y que no sean ceniceros.
-¡Armonía! Y eso, ¿con qué se come?
Me gusta esta costumbre de la rúbrica, por lo inútil...
-¡El piano! y eso ¿para qué sirve?
-¿Para qué sirve? Pues ahí estriba su mayor encanto, en que no sirve para maldita de Dios la cosa, lo que se llama servir. Estoy harto de servicios. Además, el piano... realmente, sí sirve.
Sirve para llenar de armonía los hogares y que no sean ceniceros.
-¡Armonía! Y eso, ¿con qué se come?
Me gusta esta costumbre de la rúbrica, por lo inútil...
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