Cierto día, Hodja atravesó la ciudad de Conya corriendo y gritando, enfadado.
-¡He perdido las alforjas de mi burro, encuéntrenlas o ya verán...! -decía a voces por el bazar.
Todo el mundo se atemorizó al escucharlo, y buscaron, y buscaron hasta encontrarlas.
-¿Qué habrías hecho de no haberlas encontrado? - preguntó Abdul, intrigado.
-Bueno, supongo que tendría que haberme hecho otras alforjas con las telas que tengo en el taller...
19.10.09
Cosas mías. Sin Volumen.
-Mi mujer tocará el piano.
-¡El piano! y eso ¿para qué sirve?
-¿Para qué sirve? Pues ahí estriba su mayor encanto, en que no sirve para maldita de Dios la cosa, lo que se llama servir. Estoy harto de servicios. Además, el piano... realmente, sí sirve.
Sirve para llenar de armonía los hogares y que no sean ceniceros.
-¡Armonía! Y eso, ¿con qué se come?
Me gusta esta costumbre de la rúbrica, por lo inútil...
-¡El piano! y eso ¿para qué sirve?
-¿Para qué sirve? Pues ahí estriba su mayor encanto, en que no sirve para maldita de Dios la cosa, lo que se llama servir. Estoy harto de servicios. Además, el piano... realmente, sí sirve.
Sirve para llenar de armonía los hogares y que no sean ceniceros.
-¡Armonía! Y eso, ¿con qué se come?
Me gusta esta costumbre de la rúbrica, por lo inútil...
29.8.09
Fábulas de Nasreddin Hodja. Vol.0: Intruducción
Nasreddin Hodja es una de las más queridas personalidades de todo Oriente Medio. Oriundo de Turquía, al parecer nació allá por principios del siglo XIII. Su padre era el Imam de la mezquita aljama local, en Horto, una pequeña localidad en Sivrihisar.
Vivió durante el reino del temible Sultán Timur Leng.
Sus historias son las preferidas de todo el pueblo turco, y yo me dispongo a contarlas. O a reinventarlas.
Vivió durante el reino del temible Sultán Timur Leng.
Sus historias son las preferidas de todo el pueblo turco, y yo me dispongo a contarlas. O a reinventarlas.
13.5.09
Un Volumen uno.
A veces, no viene del todo mal echarse al hombro cosas que tengan ya algo de tiempo. Pensar. Releer lo que ya estaba lleno de polvo.
Te hace plantearte cosas que creías superadas, acabadas o simplemente ya no te importaban... y ves que no siempre es así.
Una vez me contaron un cuento. Era la historia de un niño durante la guerra de Bosnia. Era demasiado pequeño como para saber absolutamente nada sobre la guerra, salvo que estaba solo en una ciudad destruida.
Era invierno, hacía frío y no había qué comer. Su casa -lo que quedaba de ella- estaba oscura, fría y desierta. El muchacho pasaba la mayor parte del día sentado en el bordillo de la acera al abrigo de una pared soleada, donde hacía algo más de calor. Soñando con comida.
Un día tropezó en el cráter de una bomba cercano un camión cargado de carbón. El conductor no vio el hoyo a tiempo. Cayó al suelo muchísimo carbón. Pero el carbón ni se detuvo. Se perdió en la curva siguiente, y un pedacito llegó a los pies del muchacho.
De pronto, como si alguien hubiera lanzado una señal, se abrieron las puertas y empezaron a salir hombres y mujeres a todo correr. Metían esas piedras negras en cestas, faldas, peleándose por esos trozos de hulla. Debía de ser algo muy valioso, pensó el niño.
Cuando se hubieron ido todos, el niño se sacó el trocito de antes del bolsillo, sin tener ni idea de lo que podía ser. Volvió a su esquina e intentó comérselo.
Te hace plantearte cosas que creías superadas, acabadas o simplemente ya no te importaban... y ves que no siempre es así.
Una vez me contaron un cuento. Era la historia de un niño durante la guerra de Bosnia. Era demasiado pequeño como para saber absolutamente nada sobre la guerra, salvo que estaba solo en una ciudad destruida.
Era invierno, hacía frío y no había qué comer. Su casa -lo que quedaba de ella- estaba oscura, fría y desierta. El muchacho pasaba la mayor parte del día sentado en el bordillo de la acera al abrigo de una pared soleada, donde hacía algo más de calor. Soñando con comida.
Un día tropezó en el cráter de una bomba cercano un camión cargado de carbón. El conductor no vio el hoyo a tiempo. Cayó al suelo muchísimo carbón. Pero el carbón ni se detuvo. Se perdió en la curva siguiente, y un pedacito llegó a los pies del muchacho.
De pronto, como si alguien hubiera lanzado una señal, se abrieron las puertas y empezaron a salir hombres y mujeres a todo correr. Metían esas piedras negras en cestas, faldas, peleándose por esos trozos de hulla. Debía de ser algo muy valioso, pensó el niño.
Cuando se hubieron ido todos, el niño se sacó el trocito de antes del bolsillo, sin tener ni idea de lo que podía ser. Volvió a su esquina e intentó comérselo.
6.4.09
¿sueños?
Él: Está bien saber que no te gusta perder el tiempo. así me ahorro contarte la hsitoria...
Yo: ¿Qué historia?
Él: Solamente es una patraña, algo que dudo que te interese...
Yo: Anda, no te hagas el interesante. cuéntamelo.
Él: Está bien, si insistes... esa chica tiene algo especial. ¿has tenido alguna vez un sueño, algo que quieres que se cumpla con toda tu alma, algo que anhelas?
Yo: Crees que los sueños son para un tipo como yo?
Él: Lo suponía... pero bueno, si realmente hay algo que desees... quizá esta misma noche lo veas hecho realidad. ¿Entiendes lo que te digo? Esta es la historia de esta chica. Dicen que es capaz de conceder deseos.
Yo: Así que concede deseos...
Él: eso es lo que dicen los que se han cruzado con ella. primero fue una chiquilla, luego un tío de tu edad... los dos parecían deprimidos al conocerla. sin rumbo en la vida... al día siguiente, era como si hubiesen vuelto a nacer. estaban radiantes. me extrañó tanto que les pregunté qué les había ocurrido durante la noche. me respondieron exactamente lo mismo: "esta chica me ha concedido un deseo. ahora todo irá bien".
Yo: Ja, ja, ja...
Él: ¿Qué?
Yo: Perdí la fe en los sueños... y nunca he creído en las chicas.
Yo: ¿Qué historia?
Él: Solamente es una patraña, algo que dudo que te interese...
Yo: Anda, no te hagas el interesante. cuéntamelo.
Él: Está bien, si insistes... esa chica tiene algo especial. ¿has tenido alguna vez un sueño, algo que quieres que se cumpla con toda tu alma, algo que anhelas?
Yo: Crees que los sueños son para un tipo como yo?
Él: Lo suponía... pero bueno, si realmente hay algo que desees... quizá esta misma noche lo veas hecho realidad. ¿Entiendes lo que te digo? Esta es la historia de esta chica. Dicen que es capaz de conceder deseos.
Yo: Así que concede deseos...
Él: eso es lo que dicen los que se han cruzado con ella. primero fue una chiquilla, luego un tío de tu edad... los dos parecían deprimidos al conocerla. sin rumbo en la vida... al día siguiente, era como si hubiesen vuelto a nacer. estaban radiantes. me extrañó tanto que les pregunté qué les había ocurrido durante la noche. me respondieron exactamente lo mismo: "esta chica me ha concedido un deseo. ahora todo irá bien".
Yo: Ja, ja, ja...
Él: ¿Qué?
Yo: Perdí la fe en los sueños... y nunca he creído en las chicas.
12.3.09
Cuesta Abajo
Si supieras que aún dentro de mi alma conservo aquel cariño que tuve para ti...
Quien sabe, si supieras que nunca te he olvidado, volviendo a tu pasado te acordarías de mí.
Nadie quiere consolarme en mi aflicción, desde el día que te fuiste.
Siento angustias en mi pecho, ¿te percatas de qué has hecho a mi pobre corazón?
En el cuarto abandonado, ya ni el sol de la mañana quiere asomarse por la ventana, como cuando tú la ocupabas...
Quien sabe, si supieras que nunca te he olvidado, volviendo a tu pasado te acordarías de mí.
Nadie quiere consolarme en mi aflicción, desde el día que te fuiste.
Siento angustias en mi pecho, ¿te percatas de qué has hecho a mi pobre corazón?
En el cuarto abandonado, ya ni el sol de la mañana quiere asomarse por la ventana, como cuando tú la ocupabas...
22.2.09
Comedia Repugnante
¿Para qué voy a decir nada, si al final a nadie le interesará? las opiniones son como los culos... a nadie le interesa ver el de los demás. De todos modos, se piensa. ¡Qué va! resulta imposible. Eso es, voy a contradecirme. Imposible. ¿Seguro? Ya no me arriesgo a pensar. Entonces, ¿de qué me lamento?
Lo peor no es pensar. Claro que sí, seguro, pero algo es algo. ¿Cómo algo es algo?
Eso es, voy a hacerme preguntas. ¿Qué quiero decir con algo es algo? - que es algo, pero menos. Evidentemente.
Entocnes, ¿si me considerase feliz? Lo terrible es haber pensado. Pero, ¿ha sucedido alguna vez? ¿de dónde vienen esos cadáveres? Debí pensar un poco. Justo al empezar.
Basta con no mirar, pero atrae la mirada, es cierto. Pero lo peor no es eso, desde luego
Lo peor es haber pensado.
Eso es, voy a hacerme preguntas. ¿Qué quiero decir con algo es algo? - que es algo, pero menos. Evidentemente.
Entocnes, ¿si me considerase feliz? Lo terrible es haber pensado. Pero, ¿ha sucedido alguna vez? ¿de dónde vienen esos cadáveres? Debí pensar un poco. Justo al empezar.
Basta con no mirar, pero atrae la mirada, es cierto. Pero lo peor no es eso, desde luego
Lo peor es haber pensado.
16.2.09
Cuando ruge la marabunta
Cuando ruge la marabunta, cuando la marabunta canta... es que algo está diciendo, ¿es que tienes algo en la garganta?
Cuando ruge la marabunta, cuando la marabunta anda... es que algo recorre Europa, y esta vez no creo que se trate de un fantasma.
Salvaje, ¿qué queréis?
Cuando ruge la marabunta, cuando la marabunta anda... es que algo recorre Europa, y esta vez no creo que se trate de un fantasma.
Salvaje, ¿qué queréis?
8.2.09
Eyes so clear they must hold madness.
Ven, toma asiento. Close your eyes and try to understand my hollow words running through your ears.
Cuanto más me he aferrado a una idea, más obtusa y escondida está la lógica, quizás también mi ética. Y como consecuencia se van deshilachando los hilos de mis sinrazones y tropiezo con ellos.
Sobre mi cuerpo siento el pegajoso sudor del miedo; El miedo me corroe, me hunde, me deja en la orilla. ¡Qué grotesco!, sobre todo para mi perfeccionismo, mi ego y para la otra.
Ahora, si quieres te abro la puerta para que juegues al otro lado de ella, porque de momento yo no salgo fuera y me quedo dentro. ¡Qué remedio!
Cuanto más me he aferrado a una idea, más obtusa y escondida está la lógica, quizás también mi ética. Y como consecuencia se van deshilachando los hilos de mis sinrazones y tropiezo con ellos.
Sobre mi cuerpo siento el pegajoso sudor del miedo; El miedo me corroe, me hunde, me deja en la orilla. ¡Qué grotesco!, sobre todo para mi perfeccionismo, mi ego y para la otra.
Ahora, si quieres te abro la puerta para que juegues al otro lado de ella, porque de momento yo no salgo fuera y me quedo dentro. ¡Qué remedio!
4.2.09
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